Aceite de oliva: el oro líquido de nuestra dieta mediterránea es el más rico en ácido oleico, que aporta al cuerpo grasas monoinsaturadas, cuyo efecto reduce el colesterol LDL e incrementa las tasas de colesterol HDI, por lo que disminuye el riesgo cardiovascular. El “virgen” o “exta virgen” es el de mayor pureza y el más recomendable para cocinar. Además, sus altas dosis de vitamina E lo dotan de un poder antioxidante.
Ajo: olvídate del aliento, entre sus virtudes están que facilita la circulación, es capaz de disminuir la hipertensión y, gracias a un compuesto de sulfuro llamado alicina, ayuda al cuerpo a eliminar el colesterol en más de un 15 por ciento.
Avena: un gran aliado del corazón gracias a que disminuye el azúcar en la sangre (vital para los diabéticos) suprime los ácidos biliares que de otra manera se convertirían en colesterol LDL, ayuda a limpiar las arterias y provee al organismo de fibra, proteínas, fósforo, magnesio y hierro, calcio, potasio, vitamina E y B.
Bayas: uvas, fresas, grosellas, arándanos y frambuesas entre muchas otras. Este tipo de frutos tienen la virtud de trabajar como antiinflamatorios y reducir las posibilidades de padecer alguna enfermedad cardiaca e incluso ciertos tipos de cáncer.
Espinacas: el corazón de Popeye latía fuerte no sólo por Olivia, sino gracias a la luteína, el ácido fólico, el potasio, y la fibra presentes en este rico vegetal; su consumo habitual resulta favorable para mantener en perfecto estado la salud de las coronarias.
Nueces: una de las mayores fuentes de ácidos grasos omega 3, junto con las almendras y nueces, son también ricas en grasa mono y poliinsaturadas. Aportan además fibra, cinc y hierro. Tomar un puñado de ocho a diez nueces al día ayuda a reducir notablemente los niveles de colesterol en el organismo.
Salmón: en general todo el pescado azul (sardinas, atún, caballa, arenque…), pero destacamos el salmón por ser extremadamente rico en ácidos grasos y omega 3. Su aporte ayuda a bajar de manera eficazmente la presión arterial y controlar la coagulación de la sangre. El consumo de dos raciones a la semana puede reducir hasta un tercio el riesgo de fallecer de un infarto. Para rematar sus beneficios añadir que es antioxidante.
Setas: teniendo mucho cuidado de no tomar ninguna especie peligrosa y tóxica, algunas setas por su capacidad para fluidificar la sangre, reducir la hipertensión y el colesterol son especialmente indicadas en la dieta para la salud del corazón. Las más destacadas son el maitake y el shiitake, pruébalas si eres aficionado a la comida asiática.
Soja: ayuda a reducir los niveles de colesterol en el organismo, y es una gran fuente de proteína. Las legumbres en general (lentejas, judías, garbanzos…) por su contenido en fibras y fitoestrógenos, facilitan la circulación al disminuir el colesterol malo y aumentar el bueno, al tiempo que favorecen la circulación y previenen la trombosis. Además, contienen gran cantidad de ácidos grasos como el omega 3 y el calcio.
Zanahorias: antioxidante a rabiar, lo que las hace perfectas para personas con ateroesclerosis, son una gran fuente de betacarotenos (una sola te proporciona toda la vitamina A que necesitas al día), que ayudan a prevenir las enfermedades cardiovasculares. Además, neutraliza los efectos negativos del tabaco en el corazón.
Otros: el perejil, la manzana, la calabaza, las cebollas, los cereales integrales… y otros gran número de cantidad de alimentos que se quedan fuera de esta lista es amplia, así que tampoco olvides incluirlos en tu dieta cardiosaludable.