Deporte sí, gracias

Nos hemos vuelto unos vagos. No pasaría nada si sólo hablásemos de pereza, pero es que el hecho de movernos sólo lo justo y necesario puede acarrear consecuencias muy negativas para la salud. La inactividad física termina provocando, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), que todos los años fallezcan casi 2 millones de personas en todo el mundo.

El sedentarismo es la falta de actividad física desarrollada de forma regular, cuando nos limitamos a movernos únicamente para hacer las acciones cotidianas y rutinarias. En este sentido, se considera que una persona es sedentaria cuando no llega a hacer actividad física de una intensidad moderada durante, como mínimo, 30 minutos por día al menos cinco días de la semana. Estos 30 minutos pueden ser divididos en acción de, como mínimo, 10 minutos.


Está claro que, por primera vez en la historia, muchísimas personas ya no tienen que realizar actividad física para subsistir dentro de la mala denomina sociedad del bienestar, lo que, sumado a una cada vez peor alimentación, está siendo que aumenten los problemas de salud asociados a la falta de ejercicio. Este nuevo modelo inactivo de comportamiento ha producido un incremento exponencial en la prevalencia de las denominadas enfermedades hipocinéticas, afectando directamente a la calidad de vida y poniendo en entredicho las ventajas y virtudes de este supuesto bienestar.